Bitácora #1
La semana anterior fue un cambio drástico en nuestras vidas, ya que de la noche a la mañana teníamos que estar resguardados en casa debido a los nuevos contagios por COVID-19 en Ecuador. Yo vivo junto a mis padres, mi abuelita que tiene 100 años y un familiar que nos ayuda a cuidarla. Mi papá y mi mamá cerraron sus consultorios para protegernos de la enfermedad. Mi papá es médico y tiene el consultorio aquí en nuestra casa, pero tuvo que dejar de atender debido a que nos puede contagiar, especialmente a nuestra abuelita. Esto provocó que tengamos que reducir los gastos y solo consumir lo necesario, haciendo que nuestro estilo de vida cambiara.
Durante la semana tuvimos tiempo de ordenar la casa, hacer algunas actividades que habíamos postergado como la jardinería, compartimos algunos momentos como cocinar o bañar a nuestras mascotas, solo salíamos a comprar cosas indispensables como alimentos u objetos de limpieza. Nos informábamos de los avances de la enfermedad por las redes sociales y por las cadenas nacionales, así nos preparamos mejor para el toque de queda y las restricciones al salir a ciertos lugares ya sea por el dígito de la cédula o por la placa del carro que tenemos.
Por mi parte me dediqué a practicar el piano y leer algunos libros o publicaciones de interés, también observé a las aves que anidaban en un árbol en el patio. En la noche nos conectábamos con mis hermanos por videollamada para poder conversar aunque ya no estemos reunidos en persona, así podíamos estar reunidos un momento aunque sea a través del celular.
Durante la semana tuvimos tiempo de ordenar la casa, hacer algunas actividades que habíamos postergado como la jardinería, compartimos algunos momentos como cocinar o bañar a nuestras mascotas, solo salíamos a comprar cosas indispensables como alimentos u objetos de limpieza. Nos informábamos de los avances de la enfermedad por las redes sociales y por las cadenas nacionales, así nos preparamos mejor para el toque de queda y las restricciones al salir a ciertos lugares ya sea por el dígito de la cédula o por la placa del carro que tenemos.
Por mi parte me dediqué a practicar el piano y leer algunos libros o publicaciones de interés, también observé a las aves que anidaban en un árbol en el patio. En la noche nos conectábamos con mis hermanos por videollamada para poder conversar aunque ya no estemos reunidos en persona, así podíamos estar reunidos un momento aunque sea a través del celular.
Pichón de Mirlo |
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